El tiempo que querría, no es aquella donde las horas pasen lentamente, con la letanía de algo que falta o más bien de algo que sobra, el tiempo que querría es aquella en la que puedo estar con alguien, que llene no solo las horas, sino también los espacios, el aire, la ilusión, que llene mi mente y a la vez mi corazón.
El tiempo que querría, no es aquella en la que los años pasen de maravilla, sin dificultes, ni barreras, sino es aquella en la que cogidos de las manos luchemos contra las adversidades, los obstáculos, que nos exigen cada uno de esos claro-grises días de esos largos años, sin olvidarnos de hacerlo con amor.
El tiempo que querría, no es aquella en la que todo se ponga fácil, simple, sin motivación, sino es aquella en la que tenga retos, que genere en mi interior ganas de seguir adelante, descubriendo aventuras, construyendo nuevos caminos, produciendo extraordinarias historias, sin dejar de ser sencillamente-complejas.
El tiempo que querría, está llena no solo de verdades, sino de grandes fantasías, de profundos desafíos, de actos impuestos, de momentos perdidos al azar, de espacios regalados, de cambios insondables en cada uno, de promesas sin cumplir, de lágrimas que limpian, de idas y vueltas, de perdones y olvidos.
El tiempo que querría, es la que yo decido vivir, aunque algunas veces se no lo recuerde hacerlo, aunque muchas veces no sea lo que yo espero, aunque miles de veces no olvide ni perdone, aunque casi siempre no sea sincera y oculte todo aquello que en mi interior se cuece y calle centenares de palabras que al final mueran sin nacer.
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