Hoy, pronuncie tu nombre, en la penumbra del amanecer;
les grite a los cuatro vientos, una y otra vez,
hoy sentí tu presencia, aunque no te podía ver;
sentí, tus caricias quemándome la piel,
hoy, observé tu ausencia en silencio, y fui llenando mi ser;
llenándome de nostalgia, melancolía y ayer,
hoy, bese tus recuerdos, dejando manchas de carmín, sobre la
niebla de tu atardecer;
legando a mi alma grandes ultrajes de dejadez,
hoy, abrace tu frió abandono, sin quererme desprender;
sin querer dejar mi anima, en completa orfandad en este anochecer,
Hoy, solo hoy, mis lagrimas brotan y emergen sin parar;
Como gotas de lluvia que nacen, crecen y mueren sin
despuntar,
Hoy, solo hoy, mi amor te volverá a nombrar, ya que mañana
el olvido y la memoria te borraran;
te borraran, definitivamente, porque te convertirás solo en bruma,
en nada, en una triste historia con un amargo y agridulce final.
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