Luz clara y tormentosa, que anhelas vislumbrar la oscuridad de mi alma.
¿Porqué, te sientes tan ansiosa por descubrir, por conocer, por saber, por encontrar, por demostrar lo que no es contigo?
¿Acaso, yo no tengo derecho a esconder los recuerdos, a ocultar mi dolor, a guardar mis sentimientos, a callar mis silencios?
¡Oh! Luz clara y tormentosa, que pones en la tarima todos mis múltiples defectos, y todas las heridas que sin ser consciente tenía.
Me pregunto; ¿si eso te hace sentir más realizada, más completa o más feliz?
¿Porque disfrutas pasando tu frío e inerte dedo, sobre mi adolorida piel?
¿A caso no existe la privacidad del espíritu; para gemir, gritar y sollozar de desconsuelo?
Luz clara y tormentosa, que no dejas deshacerme, en esta mi onda aflicción,
que no dejas morirme en estas mis letras perturbadoras y melancólicas,
¡Oh! Luz cruel y maldita,
¡Oh! Luz sin alma y desgraciada,
hoy apago de un soplido tu claridad, y cierro de golpe las ventanas,
para poder volver a guardar, los más tormentosos y amargos vestigios de la memoria de mi corazón,
en aquel cajón, de aquella buhardilla, en lo más profundo, del sabio y eterno tiempo.
¡Oh! luz cansina y sempiterna, ¡oh! luz indiscreta e impaciente,
¡aléjate de mí por favor, solo si puedes!
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